jueves, 24 de marzo de 2016

La pionera española

Luego de hablar sobre el libro escrito por Dorothy Levitt en este #ThrowBackThursday pascual continuamos con las mujeres de la literatura automovilística. Y comenzamos con la pionera española en la lucha por los derechos femeninos. Con ustedes: Emilia Pardo Bazán.


Emilia fue escritora, novelista, periodista, ensayista, crítica literaria, poeta, dramaturga, traductora, editora, catedrática, luchadora por los derechos femeninos y naturalista española, pero, sobretodo, fue una aristócrata de la nobleza. Nació con el nombre completo de Emilia Antonia Socorro Josefa Amalia Vicenta Eufemia Pardo Bazán y de la Rúa-Figueroa en La Coruña el 16 de septiembre de 1851, hija del conde pontificio de Pardo-Bazán, José María Pardo-Bazán y Mosquera, heredó el título de condesa en 1890.

Se la considera la mejor novelista española del siglo XIX y una de las escritoras más destacadas y con mayor cantidad de publicaciones. Incluso, hace apenas cuatro años se descubrió que su primera novela la escribió siendo apenas una adolescente de 13 años llamada "Aficiones peligrosas", unos doce años antes de su primera publicación "Estudio crítico de las obras del padre Feijoo" de 1876.

Activa luchadora por los derechos de la mujer, funda y dirige en 1892 la publicación "La Biblioteca de la mujer", propone varias veces a la Real Academia Española la elección de mujeres (Concepción Arenal, Gertrudis Gómez de Avellaneda y ella misma) siendo rechazada siempre y en el Congreso Pedagógico denuncia la desigualdad educativa que sufren las mujeres españolas respecto de los hombres: "Este sistema educativo, donde predominan las medias tintas, y donde se evita como un sacrilegio el ahondar y el consolidar, da el resultado inevitable; limita a la mujer, la estrecha y reduce, haciéndola más pequeña aún que el tamaño natural, y manteniéndola en perpetua infancia. Tiene un carácter puramente externo; es, citando más, una educación de cascarilla; y si puede infundir pretensiones y conatos de conocimientos, no alcanza a estimular debidamente la actividad cerebral."

Emilia Pardo Bazán

Como cronista periodística escribe columnas sociales para "La Ilustración Artística" de Barcelona y para el diario "La Nación" de Buenos Aires, especialmente con motivo del viaje de la infanta Isabel de Borbón por los festejos del centenario de la Revolución de Mayo en 1910.
Y, dado que el automovilismo por esos tiempos era el deporte de moda en la alta sociedad española, también aparece muy seguido en sus crónicas periodísticas:
"Si hay algo que esté “llamado a desaparecer” no es la forma poética, son los coches tirados por caballos y mulas. Nadie sospecha la revolución que va a consumarse aquí (señalo al planeta) dentro de cortos años, porque esto del automovilismo va deprisa." De "La vida contemporánea” en la revista "La Ilustración Artística" del 11 de diciembre de 1899.
"La exageración de la velocidad caracteriza al deporte automovilista; sin la exageración de la velocidad, no ofrecería el automóvil atractivo para los deportistas". Extracto que fue publicado el 8 de junio de 1903 en "La vida contemporánea” una columna de la revista "La Ilustración Artística" en donde publicaba los accidentes y los atropellos que ocurrían debido al peligro de la velocidad.

Su relación con el automóvil fue cambiante. Al comienzo lo rechazaba porque la velocidad le parecía un peligro que no le permitía disfrutar de sus afición por los viajes y admirar paisajes:
"Entre los coches que vienen figura uno que requiere, en quien lo ocupe, intrépido corazón. [...] Peligro por peligro, yo elegiría éste: peligro completo, reconocido, glorioso en su género; no un semi­peligro, que al fin puede costar la vida.Y disfrutaría, por algún tiempo, la sensación embriagadora de correr sobre el filo de la muerte, de verla próxima a cada instante, de devorar el espacio, de suprimir la distancia, de ser lanzado no se sabe adónde, de dejarse atrás a los otros, por veloces que fuesen." (15 de mayo de 1902).
"Estos días andan sueltos los diablos del automovilismo. Y su parte diabólica hay en el asunto; de antiguo sabemos que el diablo es muy expeditivo, y para decir de alguien que va aprisa, decimos que va “como alma que lleva el diablo”. [...] justamente lo embriagador es eso, volar. Quitarle al automóvil el vértigo de la carrera es quitarle su chiste." ("La vida contemporánea” del 22 de septiembre de 1902).
"Personalmente me son hasta repulsivos los automóviles. Huelen mal y su forma nunca es bella. (...) Hacen desagradable ruido, y su velocidad vertiginosa no da tiempo a mirar el paisaje (...) La indumentaria del automovilista no se pasa de simpática tampoco (...) No hay, en automóvil, conversación ni intimidad posibles, así como no hay verdadero tourismo, pues se cruzan los países más hermosos y los puntos de vista más encantadores, sin poder volver la cara a mirarlos." (Extraído de "La vida contemporánea” del 8 de junio de 1903).

Emilia Pardo Bazán leyendo

Pero, luego, dentro de su lucha por la emancipación y los derechos femeninos, Emilia Pardo Bazán está considerada la primera mujer en conducir un automóvil en España en 1904 y a partir de esa experiencia cambió por completo su relación con los autos llegando, incluso, a defender estas máquinas:
"Acabo de viajar en automóvil ocho días. Una excursión deliciosa, sin asomos de panne, sin que nada se haya roto, pinchado ni paralizado en el mecanismo para mí complicadísimo e incomprensible del artilugio." (28 de septiembre de 1908).
"Yo, modesto ejemplar de la generación pasada, no he salido del tronco alazán, y el caso es que llego a todas partes, no siendo muy grande la distancia, lo mismo que llegan los automovilistas. No por eso dejo de encontrar agradable el paseo en automóvil, y, como cada hijo de vecino, siento la fiebre de la velocidad." (18 de septiembre de 1911).
"Hay una manera de evitar el tren y sus molestias, que no son flojas: este medio es hacer el viaje en automóvil. Para mí es el más grato." (6 de julio de 1914).
"Un recorrido en automóvil, al menos para mi criterio y gusto, es una expedición de estudio y recreo, deteniéndose en pueblos interesantes por sus recuerdos y por su aspecto típico; no comprendo viajar sólo en el sentido de trasladarse, y menos el anhelo de la velocidad por la velocidad." (del 31 de mayo de 1915).

Emilia Pardo Bazan en 1896.
Retrato del pintor coruñés Joaquín Vaamonde Cornide.

Y hasta pasó a hacer vaticinios futuristas sobre los autos:
"Y el automóvil, el día que acabe de inventarse (por ahora está a medio inventar, no cabe duda), dejará de ser artículo de lujo, y se pondrá al alcance, no diré que de los golfos callejeros, pero de las fortunitas modestas." (8 de marzo de 1915).
"Hay sobre todo aquí plétora de automóviles. [...] Y dentro de algún tiempo, sabe Dios cuánto, el automóvil, tal cual es ahora, parecerá un armatoste. Se habrán inventado otros mecanismos, de materias más ligeras y resistentes, de nutrición más regularizada y fácil." (23 de agosto de 1915).

Muy interesada también en fomentar la educación en las mujeres, a partir de 1910 fue consejera de Instrucción Pública, catedrática de Literatura Contemporánea de Lenguas Neolatinas en la Universidad Central y durante los últimos 5 años de su vida desde 1916 fue profesora de Literaturas románicas en la Universidad de Madrid, una cátedra que se creó exclusivamente para ella.

Falleció en Madrid el 12 de mayo de 1921 a los 70 años debido a una gripe y complicaciones con su diabetes y fue enterrada en la cripta de la Iglesia de la Concepción de Madrid.

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